Cuando uno brinda aliento y esperanza, se llena de orgullo, alegría y fuerzas. Esta navidad y los próximos 365 días del año tenemos más que en muchos otros países, la oportunidad de sentirnos con orgullo, alegría y fuerzas por qué en Puerto Rico ahora hay miles que lo necesitan más que nunca.

Ayer fui a Utuado, a esa comunidad que se autodenominó “Los olvidados”. ¿Sabes qué? Escuché de ellos mismos como siguen olvidados por el gobierno, en espera de promesas no cumplidas, pero de ellos mismos escuché que no son olvidados por el mismo Boricua, que la comunidad se ha desbordado en ayuda y apoyo. Ellos mismos han buscado la forma de seguir adelante, pero es fuerte, a más de 100 días, aún sin agua ni luz.

Fuimos por la iniciativa de un familiar y amigo llamado José Enrique Díaz Ortega, un joven que preguntó cómo podía aportar, este necesitaba sentirse que hacía algo por su país aún sabiendo que no iba a ser suficiente, pero si todos hacemos un poco por los próximos 12 meses habremos hecho mucho.

Entonces, el plan fue comprar juguetes con la donación de dinero que hizo para que de esta forma los niños de esta comunidad, en ese hermoso monte tuvieran su navidad y los padres de estos sintieran algo de alivio.

De camino recordé que podía hacer una dinámica con los niños, así que compré tizas y allí dibujamos un corazón, dentro las palabras Utuado y PR Sonríe. La idea fué hacer un círculo con los niños, dejarles saber que junto a otros podemos crear sonrisas. Repartí tizas y cada uno dibujó sus caritas felices dentro del corazón. Un acto que ayude a niños y familiares a desconectarse de la frustración y la tristeza y conectarse con un momento que sea alegre y memorable puede tener efectos positivos en el ambiente y en su comunidad, una grabación en su recuerdo de algo positivo dentro de un momento negativo.

Uno sale de San Juan a dar un poco de alegría, esperanza, juguetes y/o suministros. Conversa con la gente, sonríe a los niños buscando saber cómo están y ver como aún, sin luz ni agua tienen ese espíritu guerrero, aunque desgastado. Escuchar como se unen, como han escuchado promesas que jamás se cumplen, hace que uno regrese a la ciudad con una mezcla de sentimientos. Aún puedes ver en varios puntos, personas paradas al borde de la montaña llenando sus potes de agua del manantial que han podido tomar con tubos pvc.

Es tristeza, frustración, inspiración, motivación… mirando por las ventanas del carro en silencio como reverdece Puerto Rico y te das cuenta todo lo que falta, pero a la misma vez sientes convencimiento de que somos un pueblo duro de derribar.
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NO NOS OLVIDEMOS del Puerto Rico fuera de San Juan, quisiera decir que estamos mejor que antes, pero no, solo espero que esto nos ayude a trabajar con mentes unida, que el que tenga sea para dar al que no tenga. Sigo andando con el Corazón de Esperanza que hice, para que jamás se me olvide que es lo que tengo que brindar a todo sitio que vaya.

Gracias Utuado y Feliz Navidad. ¡Volveremos!

Karmen y Happixs

 

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